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6 – Serendipia

October 24, 2011
serendipia

serendipia o el arte de provechar de carreteras inesperadas

Se define como serendipia la sensacion que se esperimenta cuando alguien descubre una cosa que no estava buscando y imprevista, mientras que se busca otra: Cristoforo Colon descubrì l’America mientras buscava una via alternativa para llegar a la India. En otra palabras un accidente feliz o o una agradable sorpresa. Para mi serendipia è tambien uno de esos momientos en lo cual de repente todo se alinea y te sientes en paz con el entero criado.

Mi momento de serendipia, despues de una semana de travesias masacrantes, llego el sabado por la manana al Parque de la Vida de Armenia. Era un esplendido dia de sol, el parque una pequena alaha, con vista encantadora sobre el valle, un pequeño lago artificial, una pedana en el medio donde dos personas practicavan tai chi, un pequeño bosque de bambù. Despues de sentarme en un banquillo, sacar a mi kindle, empezè a leer y en pocos minudos me parè a saborear el istante de serendipita, que habia llegado a conciliarme con el mundo y en darme de piensar que Armenia è un lugar demasiado agradable para no volver.

En San Agustin me quedè tre dias, pasando jornadas activas al aire abierto, pero sin conectarme de forma especial con el sitio. Nada de esa aura magica que mas de uno me habia hablado. El primer dia he hecho un tour en jeep visitando una cascada el cui nombre me se olvidò, pero nos informò la guia, una nina de once anos, que es la tercera mas ampia de toda Sur America por desnivel con 400 metros, y el mas impresionante Alto de Mortinos, que en desigualdad solo conta con 170 metros, pero a precipicio y observables desde un puentecite no apto a quien sufre de vertigo.

El segundo dia me fue a piè a ver el parque Arquelogico, sinceramente nada de especial, y el tercer dia, el que provechè mas, me fue a dar una vuelta a caballo de cuasi tres horas, travesando paesajes encantadores y observando las esculturas mas fascinante en el sitio de El Tablon.

El desuso en cabalgar sin embargo me dejò su marcas, en la forma de una ampolla grande ahi, en el area que los ciclista llaman sobresillìn, mas una escoriacion en el gemelo por causa del frotamiento del escalopiè y la garrapatas (o garrapitas en el dialecto de Ricaurte), la pulgas que me dejaron su regalos en manos y munecas. Trofeos de guerra que se causada mas del viento recibido en el techo de la jeep que del sol, aun bastante fuerte, y sin ninguna protecion por supuesto mas fuerte, que me ha quemado cuello, nariz y frente.

El mismo dia he tomado a la una un bus por Neiva, en plan de ir de allà al desierto de la Tatacoa, donde observar un ciel libre de contaminacion y lleno de estrellas. Sin embargo llegado a la 5 de la tarde, descubrì que ya no habia transporte por el pueblo de Villavieja, puerta d’entrada del desierto, y me tocaba pasar la noche en la igualmente calida, y por lo poco que vi, cutre, ciudad de Neiva.

Este bus perdido ha sido la causa de mi primer istante de serendipia, que me cambiò el viaje, porque en el desierto no habia podido conectarme en internet, in vez aquella noche, mientras esperava mi cena, platicando con L. en Facebook descubrì que ella iba a pasar el fin de semana en Bolivar, su pueblo nativo a tre horas al norte de Cali y, mira vos, en el camino de mi regreso. Asì no me podia dejar escapar la ocasione de visitar un pueblo completamente off the beaten track, ademas acompanado de una bella indigena.

Asì la manana del viernes, ayudado en mi decision del hecho que me despiertè todo doliente con la consecuencias del paseo a caballo y el cielo era cubierto de nubes negras, promisa de lluvias que rendiria imposible mi noche de observacion de estrellas, me he puesto inmediatamente en marcha por Armenia, para non riesgar de llegar a tiempo a la cita con L. el sabado por la noche.

Y aun dejando Neiva a la 10.30, llegarè en Armenia solo a la 8.30 de la noche, entre una desgracia y la otra, que cuando se viaja en bus por Colombia son lo unico cierto, que alargaron mi tiempo de viaje de mas de tres horas. En Armenia me he instalado en un nuevo hostel muy lindo en la Zona Rosa, en el cual solo habia un cliente mas, asi aun la movida en la calles me parecio favorable a quien era en busca de encuentros y diversion, el cansancio del viaje y la comodidad del sitio, he preferido pasar la noche relajado en el sofà, con mi computadora, tv, cerveza y papitas.

En la manana del sabado, finalmente descansado, me fue a pasear por la ciudad y me he sentido cada minudo mas a gusto, hasta el istante de serendipia en el Parque. Armenia y la zona cafetera son un verdadero encanto, y tengo la clara impresion que hay mucho mas, y tambien algo mejor, que Salento y la Valle del Cocora. Volverè seguramente. Incluso estoy piensando seriamente de anular mi dos semanas de viaje por las playas ecuatorianas que habia planeado por el final de noviembre, para esplorar con mas sosiego la zona que, por lo que vì, è la mas linda de toda Colombia y tiene el pregio ademas de ser facilmente alcanzable desde Cali.

En este plan tendrè que estar muy cuidado de no pasar por Ricaurte, porque corro el serio riesgo de terminar otra vez a hacer el torero, sombrero en mi cabeza y panuelo rojo abanicado a los carros, para invitar los pasante al MeZon de Lina, el unico restaurante del valle que tiene mesas para los infieles.

Tools & Tricks

Nota de los gastos Los primeros anos de viajero registrava cada centavo que gastava, un poco por no pasar mi sueldo mensual (cosa bastante facil porque aun mi salario en Milan era suficiente por lo basico y poco mas, en la mayoria de los paises donde he viajado he podido vivir como un rey y incluso ahorrar) y mas que todo para curiosidad y estadisticas, para compartir con otro mochilleros. Hace tiempo que dejè esta costumbre para no quedarme obsesionado con el dinero, aun recommiendo lo hagan todos lo que empiezan a viajar, pero esa semana la he desenterrada.

Guia de Armenia y zona Cafetera

Algo mas sobre la Serendipia. Y mas

Lugares publicos donde escribì
No exactamente un lugar publico, escribì eso en mi cuarto en la hosteria Murgal en Bolivar, mientras esperava L.

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